Propongo un día en el que se prohíban las caras largas, en el que las borderías no tengan lugar. Propongo un día en el que el madrugar no sea difícil, puesto que vas a pasar el día con la gente que quieres y va a ser un día más (y un día menos) en tu vida.
Propongo un día en el que no existan peleas por ver quién recoge la mesa, o quién tiende la lavadora. Propongo un día en el que nos peleemos por ver quién lo hace.
Propongo un día en el que nos pasemos las horas charlando. No me refiero a charlas de política, cotilleos o fútbol, sino charlas profundas, desde el cariño y el respeto. Propongo un día en el que sustituyamos las riñas con nuestra pareja por hacer el amor.
Propongo un día en el que no haya obligaciones, en el que todo valga. Siempre y cuando respetemos siempre al otro, recordando que si está a nuestro lado es porque nos quiere y porque nos respeta por igual. Propongo un día en el que nos queramos tal y como somos, dejando al margen nuestras ideologías o nuestros desperfectos.
Propongo un día en el que no haya lugar para las broncas ni para los rencores olvidados.
Propongo un día en el que hagamos las cosas con amor.
